Cómo Colocar los Alimentos en la Nevera Correctamente

por | Jun - 2025 | 0 Comentarios

¿Sabías que el orden de tu nevera puede influir en tu salud más de lo que imaginas? No se trata solo de mantenerla limpia o de encontrar espacio para todo, sino de saber dónde y cómo guardar cada alimento para que se conserve bien y no dé problemas.

En este artículo te contamos, de forma clara y práctica, cómo colocar los alimentos en la nevera correctamente, aprovechando al máximo cada zona, evitando errores comunes y resolviendo esas dudas que casi nadie se atreve a preguntar. Te sorprenderá lo sencillo que es mejorar algo que haces todos los días.

¿Por qué es importante colocar bien los alimentos?

En la rutina diaria, abrir la nevera y guardar la compra suele parecer una tarea sin demasiada importancia. Sin embargo, detrás de ese gesto cotidiano se esconde un aspecto fundamental para nuestra salud: la colocación segura de los alimentos.

Este simple hábito puede marcar la diferencia entre conservar la frescura de los productos o provocar una intoxicación alimentaria.

La correcta organización de los alimentos no es solo una cuestión de orden o estética.

Tiene una implicación directa en la seguridad alimentaria, es decir, en la prevención de riesgos que puedan poner en peligro la salud de los consumidores.

Una nevera mal organizada puede ser un caldo de cultivo para bacterias peligrosas como Salmonella, Listeria o E. coli, que se propagan fácilmente cuando no se respetan las normas básicas de separación entre productos.

Por ejemplo, si colocamos carne cruda en un estante superior y esta suelta líquidos, estos pueden caer sobre alimentos cocinados o listos para consumir, como una ensalada o un trozo de queso.

En ese momento se produce una contaminación cruzada, una de las principales causas de enfermedades de origen alimentario.

Además, la forma en la que guardamos los alimentos influye directamente en su duración.

Un producto bien conservado puede aguantar varios días más en buen estado, lo que nos permite ahorrar dinero y reducir el desperdicio alimentario.

Por el contrario, una mala organización puede acelerar el deterioro, generando malos olores, cambios de textura y pérdida de sabor.

Otra razón para prestar atención a la colocación es que no todas las zonas del frigorífico tienen la misma temperatura. Algunas partes son más frías que otras, y conocer esa distribución térmica nos ayuda a saber qué tipo de alimentos deben ir en cada sitio. Así aseguramos que cada producto se mantenga en su rango óptimo de conservación.

Tampoco podemos olvidar que una nevera mal organizada puede dificultar la visibilidad de los alimentos.

Esto hace que, sin darnos cuenta, se acumulen productos olvidados al fondo, caducados o en mal estado, generando desperdicio y posibles focos de contaminación.

En definitiva, aprender a colocar bien los alimentos no es una recomendación opcional: es una práctica sencilla pero poderosa para proteger nuestra salud, optimizar el uso de los recursos y disfrutar de una cocina más segura y eficiente 🧊.

 

Temperatura ideal del frigorífico

Puede parecer un detalle menor, pero mantener la temperatura adecuada en la nevera es uno de los pilares de la conservación segura de los alimentos.

A menudo confiamos en que, por el simple hecho de estar fría, todo lo que guardamos dentro está protegido. Sin embargo, la realidad es que un par de grados de más o de menos pueden marcar la diferencia entre prevenir o favorecer la proliferación de bacterias.

¿Cuál es la temperatura recomendada?

Según las autoridades sanitarias y organismos como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), la temperatura del frigorífico debe mantenerse entre 1 °C y 5 °C, siendo los 4 °C una referencia óptima para la mayoría de hogares.

Por debajo de ese rango, algunos productos sensibles como frutas y verduras pueden congelarse parcialmente, perdiendo textura y sabor. Por encima de los 5 °C, el riesgo de que bacterias peligrosas como Listeria monocytogenes o Salmonella empiecen a multiplicarse aumenta considerablemente.

🧊 Un consejo práctico: coloca un termómetro de nevera (pueden encontrarse fácilmente por pocos euros) para comprobar si tu frigorífico mantiene la temperatura correcta. No todos los modelos tienen un indicador visible, y los sensores internos no siempre son precisos.

¿Cómo se distribuye el frío en el frigorífico?

Un error común es pensar que todo el frigorífico tiene la misma temperatura, pero no es así. El aire frío tiende a acumularse en la parte inferior, por lo que las zonas más frías suelen ser los estantes inferiores, justo encima del cajón de verduras, mientras que la puerta es la zona más cálida debido a su exposición constante al abrir y cerrar.

Esta diferencia térmica no solo es normal, sino que se puede aprovechar para guardar los alimentos según sus necesidades de conservación.

Pero para hacerlo bien, primero debemos tener claro cómo se comporta el frío en nuestro modelo de frigorífico. Algunos frigoríficos No-Frost distribuyen el aire frío de manera más uniforme, pero incluso en esos casos sigue habiendo pequeñas variaciones entre zonas.

¿Qué pasa si la temperatura no es la adecuada?

Una temperatura demasiado alta puede hacer que los alimentos se deterioren más rápido, pierdan propiedades nutricionales y se conviertan en un riesgo para la salud.

Por ejemplo, la carne cruda o el pescado fresco necesitan mantenerse a baja temperatura constante para no favorecer el desarrollo de microorganismos. Si se superan los 6 °C durante varias horas, ya no es seguro consumirlos, aunque no presenten mal olor o cambio de color.

Por otro lado, una temperatura excesivamente baja puede estropear alimentos como ensaladas, frutas tropicales o productos lácteos, provocando cristalización o alteración de la textura.

También puede generar escarcha o hielo en las paredes interiores, lo que reduce la eficiencia del aparato y aumenta el consumo energético.

Ajustes estacionales y precauciones

En verano, las altas temperaturas exteriores y el mayor número de veces que abrimos la nevera hacen que sea recomendable ajustar el termostato a una posición más fría. En invierno, puedes bajarlo un punto para evitar sobreenfriar los alimentos.

Otro consejo clave: no sobrecargues el frigorífico. Si está demasiado lleno, el aire frío no circula correctamente y se crean zonas con temperaturas irregulares. Lo ideal es dejar espacio entre los productos para permitir un flujo de aire constante.

Mantener la temperatura adecuada en tu frigorífico no es solo una cuestión de eficiencia energética, sino una barrera real contra bacterias, intoxicaciones y desperdicio alimentario. A partir de aquí, ya podemos pasar al siguiente paso: aprender a aprovechar cada zona del frigorífico de forma inteligente.

Distribución segura de los alimentos por zonas

Una de las claves para conservar bien los alimentos y evitar problemas de salud está en colocarlos en el lugar correcto dentro del frigorífico.

Como ya vimos en el punto anterior, no todas las zonas de la nevera tienen la misma temperatura, y cada tipo de alimento necesita unas condiciones específicas para mantenerse fresco y seguro.

Aquí te explicamos cómo organizar tu nevera aprovechando la distribución natural del frío y evitando errores comunes que pueden dar lugar a contaminaciones cruzadas o deterioro prematuro.


🧀 Zona superior: alimentos listos para consumir

Esta es la parte más alta del frigorífico, y una de las que mantiene una temperatura más estable. Es ideal para guardar alimentos que no necesitan cocción antes de ser consumidos:

  • Embutidos

  • Quesos curados y semi

  • Comidas ya cocinadas

  • Postres lácteos (yogures, natillas)

  • Conservas abiertas en envase hermético

📌 Importante: Evita colocar aquí productos crudos, ya que si gotean o liberan líquidos podrían contaminar los alimentos listos para el consumo directo.


🥚 Zona central: refrigerados de uso habitual

La parte intermedia de la nevera es perfecta para productos de uso frecuente y que requieren frío pero no son altamente perecederos:

  • Leche y bebidas vegetales

  • Mantequilla y margarinas

  • Envases abiertos de cremas, salsas o caldos

  • Huevos (si prefieres no almacenarlos en la puerta)

Aunque no todos los países recomiendan refrigerar los huevos, en España sí se aconseja para mantener una temperatura constante y evitar cambios bruscos que puedan favorecer el crecimiento de bacterias como la Salmonella.


🥩 Zona inferior: carnes y pescados crudos

Justo encima del cajón de frutas y verduras, esta es la parte más fría del frigorífico, ideal para guardar alimentos altamente perecederos que deben mantenerse a la temperatura más baja posible:

  • Carne cruda

  • Pescado fresco

  • Marisco

Para evitar contaminaciones, estos alimentos deben guardarse siempre en recipientes cerrados o bandejas herméticas, y nunca en contacto directo con otros productos. Si la carne o el pescado sueltan jugos, estos pueden contaminar fácilmente cualquier alimento con el que entren en contacto.

Si no vas a consumir estos productos en un par de días, lo mejor es congelarlos directamente para no asumir riesgos innecesarios.


🥬 Cajones: frutas y verduras

Los cajones inferiores están diseñados para mantener una humedad controlada, ideal para conservar frutas y verduras frescas.

Sin embargo, conviene tener en cuenta algunas recomendaciones prácticas:

  • Guarda las frutas y verduras sin lavar. La humedad residual puede acelerar la aparición de moho.

  • Si las lavas, sécalas bien antes de guardarlas.

  • Evita mezclar frutas que producen etileno (como plátanos, manzanas o kiwis) con verduras de hoja verde, ya que el gas puede acelerar su maduración o deterioro.

También puedes colocar un papel absorbente en la base del cajón para evitar acumulaciones de humedad que puedan generar malos olores o pudrición.


🧃 Puerta: productos resistentes

La puerta del frigorífico es la zona más cálida y menos estable, ya que se ve afectada cada vez que se abre. Por eso, aquí deben guardarse únicamente productos que no sean especialmente sensibles a los cambios de temperatura:

  • Bebidas

  • Salsas industriales (kétchup, mostaza, mayonesa)

  • Mermeladas

  • Botes de aceitunas, encurtidos o guindillas

Aunque muchos frigoríficos incluyen un compartimento para huevos en la puerta, no es el lugar más recomendable para guardarlos si se quiere evitar la exposición al calor.


Organizar bien cada zona del frigorífico no solo alarga la vida útil de los alimentos, sino que mejora la higiene general y evita imprevistos. Como ves, no se trata de una ciencia complicada, sino de aplicar la lógica… y conocer bien tu nevera 😉

Errores comunes al organizar la nevera

Incluso con la mejor intención, es muy fácil cometer fallos al guardar los alimentos en el frigorífico. Algunos errores pasan desapercibidos durante años, hasta que nos enfrentamos a productos en mal estado, olores desagradables o, peor aún, una intoxicación alimentaria. Identificarlos y corregirlos a tiempo es clave para mejorar la seguridad, la higiene y el aprovechamiento de la comida en casa.

A continuación, repasamos los errores más habituales que conviene evitar:


❌ Mezclar alimentos crudos con cocinados

Este es, sin duda, el fallo más grave y común. Guardar carne o pescado crudo en el mismo estante que platos ya cocinados, embutidos o ensaladas listas para servir puede provocar contaminación cruzada. Los jugos de los alimentos crudos pueden contener bacterias que, si entran en contacto con productos ya cocinados, los contaminan aunque tú no lo notes.

📌 Solución: Guarda siempre los crudos en la parte inferior, bien tapados, y nunca en contacto directo con otros productos.


❌ Introducir alimentos calientes

Meter en la nevera una olla con comida aún caliente, además de forzar el motor del frigorífico, sube la temperatura interna temporalmente y afecta al resto de los alimentos. Esto puede hacer que se rompa la cadena de frío de productos sensibles y que las bacterias se activen.

📌 Consejo práctico: Espera a que los alimentos se enfríen a temperatura ambiente (sin exceder las dos horas) antes de guardarlos. Si tienes prisa, reparte la comida en recipientes más pequeños para que se enfríe antes.


❌ No tapar ni proteger los alimentos

Guardar productos sin tapar es otro clásico. Un trozo de queso abierto, un plato de comida sin film o fruta cortada sin envase acaban absorbiendo olores, contaminando otros alimentos y perdiendo rápidamente su textura o sabor.

📌 Solución sencilla: Usa envases herméticos, papel film o tapas de silicona reutilizables. Es una inversión mínima que mejora mucho la conservación.


❌ Sobrecargar el frigorífico

Cuando la nevera está demasiado llena, el aire frío no circula correctamente.

Esto crea zonas con temperaturas irregulares, aumenta el consumo energético y hace que algunos alimentos se conserven peor o incluso se estropeen antes de tiempo.

📌 Consejo: Si sueles llenar demasiado el frigorífico, valora hacer una limpieza previa antes de la compra semanal. A veces guardamos productos olvidados o repetidos que ocupan espacio innecesariamente.


❌ Dejar productos caducados o en mal estado

Es fácil que, con el paso del tiempo, queden al fondo alimentos que ya no están en condiciones.

Estos no solo ocupan espacio, sino que pueden generar malos olores, moho y contaminación para otros productos cercanos.

📌 Recomendación útil: Haz una revisión rápida cada semana. Coloca los productos más antiguos delante para usarlos antes y aplica la regla FIFO (First In, First Out: lo primero que entra, lo primero que sale).


❌ Guardar ciertos alimentos que no van en la nevera

Aunque parezca contradictorio, hay productos que no deben refrigerarse. Por ejemplo, tomates, plátanos, aguacates o cebollas pierden sabor y textura si se guardan en frío.

Además, ocupan espacio innecesario en el frigorífico.

📌 Solución: Infórmate sobre qué alimentos conviene mantener a temperatura ambiente y crea un pequeño espacio seco en la cocina para ello.


Evitar estos errores no requiere grandes cambios, solo un poco de atención y hábito. A la larga, tu nevera será más eficiente, tu comida más segura y tus hábitos mucho más sostenibles 🧼.

Recomendaciones prácticas para mantener la nevera segura y eficiente

Ahora que conoces la importancia de una buena organización y los errores más frecuentes que debes evitar, es el momento de poner en práctica algunas estrategias sencillas que te ayudarán a mantener tu frigorífico limpio, eficiente y seguro en el día a día. Porque no se trata solo de saber dónde va cada cosa, sino de crear hábitos sostenibles que marquen la diferencia con el paso del tiempo.


✅ Usa envases adecuados para conservar los alimentos

Una de las formas más eficaces de alargar la vida útil de los alimentos y evitar la contaminación cruzada es guardarlos en envases herméticos.

Esto no solo los protege del contacto con otros productos, sino que evita la pérdida de humedad, la absorción de olores y el riesgo de derrames.

Lo ideal es utilizar recipientes de vidrio o plástico libre de BPA, con tapa ajustada. También puedes usar bolsas con cierre zip para productos como embutidos, verduras troceadas o restos de pan.

🎯 Consejo: si cocinas de más, reparte las sobras en porciones pequeñas y guárdalas separadas. Así se enfrían antes y son más fáciles de recalentar o consumir en otro momento.


✅ Aplica la técnica FIFO (First In, First Out)

Este método, muy utilizado en hostelería y supermercados, es igual de útil en casa, para una correcta manipulación de alimentos.

Consiste en colocar delante los productos más antiguos y detrás los más recientes, para asegurarte de que consumes primero lo que lleva más tiempo en la nevera.

Poner en práctica esta técnica evita olvidos, reduce el desperdicio y te ayuda a tener una visión clara de lo que tienes antes de hacer la compra semanal.

📌 Tip extra: añade etiquetas con la fecha de apertura a los productos que duren varios días, como caldos, conservas, lácteos o salsas caseras.


✅ Deja espacio entre los alimentos

Aunque pueda parecer tentador aprovechar cada hueco de la nevera, el aire frío necesita espacio para circular.

Si los estantes están demasiado llenos o los envases están apelotonados, el enfriamiento será desigual y habrá zonas más cálidas que otras.

Deja siempre al menos unos centímetros entre los recipientes y evita colocar objetos justo delante del ventilador o del termostato si tu frigorífico los tiene visibles.


✅ No olvides limpiar la nevera con regularidad

Una buena higiene es esencial. Aunque esté fría, la nevera puede acumular restos de comida, líquidos derramados y bacterias si no se limpia con frecuencia.

Lo ideal es hacer una limpieza general cada dos o tres semanas.

Puedes usar una mezcla natural de agua templada con vinagre blanco o con limón, que desinfecta sin dejar residuos químicos ni olores fuertes.

Limpia bien los estantes, cajones, baldas y gomas de la puerta.

🧽 Consejo práctico: si algún alimento se derrama, límpialo en el momento para evitar manchas secas o malos olores.


✅ Organiza por frecuencia de uso

Otra técnica útil es colocar los alimentos que más usas a diario (como la leche, el queso o el fiambre) en zonas fácilmente accesibles.

Así, evitas tener que abrir la nevera mucho tiempo o revolver todo cada vez que necesites algo, lo que ayuda a conservar mejor el frío y ahorrar energía.


✅ Cuida también el congelador

Aunque este artículo se centra en la nevera, no está de más recordar que el congelador también requiere orden.

Etiqueta todo lo que congeles con la fecha y el contenido, agrupa por categorías (verduras, carnes, sobras) y evita congelar productos que ya hayan sido descongelados anteriormente, salvo que hayan sido cocinados después.


Adoptar estas recomendaciones no requiere grandes esfuerzos, pero sus beneficios se notan: tendrás una nevera más ordenada, alimentos que duran más, menos desperdicio y, sobre todo, más seguridad para ti y tu familia.

Un pequeño cambio de hábitos que se convierte en una mejora real 🌿

Cómo una nevera organizada ayuda a ahorrar

Organizar bien la nevera no solo es una cuestión de higiene o seguridad alimentaria. También es una herramienta muy efectiva para ahorrar dinero, tiempo y energía.

Muchas personas no se dan cuenta de que una mala gestión del frigorífico se traduce, literalmente, en euros que se van a la basura cada semana.

A continuación, te explicamos cómo una nevera bien organizada puede convertirse en tu aliada para gastar menos y vivir mejor:


💰 1. Reducción del desperdicio alimentario

Uno de los mayores problemas en los hogares es la cantidad de comida que se tira a la basura. Frutas que se pasan, productos que caducan al fondo del estante, sobras olvidadas… Todo eso suma.

Una organización eficiente te permite ver claramente qué tienes y qué necesitas consumir pronto, evitando duplicados o productos que terminan en mal estado. Si aplicas la técnica FIFO (First In, First Out), como vimos en el bloque anterior, ya estarás dando un paso importante hacia un consumo más responsable.

📊 Según datos de organizaciones de consumo, una familia media puede llegar a tirar hasta un 20% de los alimentos que compra. Imagina lo que eso representa en tu presupuesto mensual.


🕒 2. Ahorro de tiempo en la cocina y en la compra

Cuando la nevera está bien estructurada, encuentras lo que necesitas rápidamente. Esto te ahorra tiempo al cocinar, ya que no tienes que rebuscar entre envases apilados o mover cosas de un lado a otro.

Además, hacer la lista de la compra es mucho más fácil: al tener una visión clara de lo que hay (y lo que falta), reduces el riesgo de comprar productos que ya tenías o de olvidar los que realmente necesitas.

🎯 Consejo útil: dedica cinco minutos antes de hacer la compra a revisar la nevera y colocar los productos más antiguos delante. Verás cómo mejora tu planificación semanal.


⚡ 3. Eficiencia energética

Una nevera sobrecargada, mal distribuida o con productos calientes en su interior necesita trabajar más para mantener la temperatura correcta. Esto se traduce en un mayor consumo eléctrico, que a la larga se nota en la factura de la luz.

Mantener una distribución lógica y con espacio para que circule el aire frío permite que el aparato funcione de manera más eficiente. Además, si evitas abrir la puerta constantemente o dejarla abierta demasiado tiempo, también reduces el esfuerzo que debe hacer el motor para enfriar de nuevo.

💡 Dato: limpiar las rejillas traseras del frigorífico y asegurarse de que la goma de la puerta sella bien también ayuda a mejorar el rendimiento energético.


🧘 4. Menos estrés, más control

Aunque no lo parezca, abrir una nevera caótica puede generar una sensación de desorden y saturación mental. Por el contrario, cuando todo está en su sitio y sabes lo que tienes, experimentas una mayor sensación de control y fluidez en tu día a día.

Esto se traduce en una cocina más eficiente, más tranquila y con menos improvisaciones de última hora. Y aunque este aspecto no se mide en euros, sí mejora tu bienestar general y reduce el estrés ligado a la alimentación.


Una buena organización no solo te cuida por dentro, sino también por fuera: ahorras, planificas mejor, consumes menos y desperdicias lo mínimo. Una ventaja real en tiempos donde ser eficiente es más importante que nunca 📉

Colocar bien los alimentos es cuidar tu salud

Colocar los alimentos en la nevera correctamente no es un simple detalle ni una manía de quienes aman el orden.

Es, en realidad, una de las formas más sencillas y efectivas de proteger la salud de tu hogar, alargar la vida útil de los productos y mejorar tu relación con la comida y con el entorno.

A lo largo de este artículo hemos visto que una nevera bien organizada no solo ayuda a conservar mejor los alimentos, sino que previene riesgos importantes como la contaminación cruzada, el desarrollo de bacterias y el desperdicio innecesario de comida.

Y todo esto, aplicando pequeñas acciones cotidianas que pueden marcar una gran diferencia.

No hace falta ser un experto en seguridad alimentaria para hacerlo bien. Basta con conocer cómo se comporta el frío dentro del frigorífico, qué productos deben ir en cada zona y cómo proteger adecuadamente cada alimento.

Son conocimientos prácticos que cualquier persona puede aplicar… y que todo profesional del sector alimentario debería dominar.

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Volviendo al entorno doméstico, mantener la nevera limpia y bien estructurada también mejora tu día a día.

Te ayuda a cocinar con más fluidez, a evitar sorpresas desagradables y a planificar tus comidas con más conciencia. Y no menos importante: reduce el estrés que genera abrir un frigorífico caótico y no saber por dónde empezar.

Si has llegado hasta aquí, ya tienes lo más importante: el conocimiento. Ahora solo queda aplicarlo. Con pequeños gestos y decisiones bien pensadas, puedes transformar tu cocina en un espacio seguro, funcional y alineado con tu bienestar 🌿

Y si quieres convertir esta práctica en una herramienta profesional, ya sabes por dónde empezar.

Preguntas frecuentes sobre cómo colocar los alimentos en la nevera

📍 ¿Dónde se debe colocar la carne cruda en la nevera?

La carne cruda debe ir siempre en la parte inferior del frigorífico, idealmente en un recipiente cerrado, justo encima del cajón de frutas y verduras. Es la zona más fría y así evitamos que sus jugos contaminen otros alimentos.


📍 ¿Puedo guardar alimentos calientes en el frigorífico?

No es recomendable. Introducir alimentos aún calientes puede elevar la temperatura interna y afectar al resto de productos. Espera a que se enfríen a temperatura ambiente (máximo dos horas) y luego guárdalos en envases herméticos.


📍 ¿Es seguro guardar huevos en la puerta?

Aunque muchas neveras incluyen un compartimento para huevos en la puerta, no es el mejor lugar. La puerta sufre constantes cambios de temperatura. Es preferible guardarlos en la zona central, donde la temperatura es más estable.


📍 ¿Qué alimentos no deben ir en la nevera?

Algunos productos pierden sabor, textura o se estropean antes si se refrigeran. Entre ellos:

  • Tomates

  • Cebollas

  • Ajos

  • Plátanos

  • Aguacates

  • Pan (mejor congelarlo si no se consume pronto)


📍 ¿Cada cuánto tiempo se debe limpiar la nevera?

Lo ideal es hacer una limpieza general cada 2 o 3 semanas, y siempre que haya un derrame o alimento en mal estado. Usa productos naturales como vinagre blanco y agua templada para desinfectar sin dejar residuos.


📍 ¿Dónde deben guardarse los alimentos cocinados?

Los alimentos cocinados deben ir en la zona superior o media del frigorífico, separados de los crudos y en recipientes con tapa. Esto evita que se contaminen y que absorban olores de otros alimentos.


📍 ¿Es malo sobrecargar la nevera?

Sí. Una nevera demasiado llena impide la correcta circulación del aire frío, lo que genera zonas con temperaturas desiguales. Eso puede acelerar el deterioro de algunos productos. Siempre conviene dejar espacio entre los envases.


📍 ¿Puedo guardar latas abiertas en la nevera?

No directamente. Las latas abiertas deben vaciarse en un recipiente de vidrio o plástico con tapa. El contacto del alimento con el metal, una vez abierto, puede alterar el sabor y favorecer la oxidación.


📍 ¿Cuál es la mejor temperatura para la nevera?

La temperatura recomendada es entre 1 °C y 5 °C, siendo los 4 °C el punto óptimo. Temperaturas superiores favorecen la aparición de bacterias. Un termómetro de nevera puede ayudarte a comprobar que todo funciona correctamente.

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